Un niño pequeño
escucha notas,
sonidos de un instrumento que alimenta
el corazón,
la música revive el olvido,
es melodía que despierta el
sentimiento,
y alimenta la pasión,
pasión de vivir y creer en un mundo
mejor.
Esta es una nota sincera,
encanta el oído, sin dejar espera;
un acordeón es el
sueño de aquel niño,
y el esfuerzo de sus padres lo logra
conseguir,
con esmero su tío le da aliento para
seguir.
Hoy
en día ese niño toca con el alma,
no le importan las críticas,
porque
su música es sosiego y calma.
Su acordeón es su alma enganchada en
el pecho,
cada sueño es un verso,
un apasionado hecho.
Madre,
padre les doy las gracias,
porque
cada una de mis metas se inspira en sus gestas,
porque
cada uno de mis temores en ustedes ha encontrado soluciones.
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